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RECUPERAR LA SILUETA TRAS EL EMBARAZO


ARTICULO REVISTA PESO PERFECTO Nº 47

Aún eufóricas por la llegada de una nueva personita a sus vidas, muchas mujeres se frustran al comprobar los cambios que el embarazo ha causado en sus cuerpos. Algunas quieren librarse de las formas y los kilos enseguida; otras se dan un respiro y se ponen manos a la obra cuando su organismo se lo pide, algo que, debemos decir, es el primer paso coherente para recuperar la silueta de forma saludable.

  La publicidad y el mundo de las celebridades nos venden la Idea de que una chica puede volver a ser la que era antes de la gestación en semanas. Sin embargo, nadie nos cuenta los métodos poco ortodoxos a los que modelos y actrices recurren para ello. Y tampoco entraremos en la polémica porque, sin duda, los mejores resultados están en la constancia y en permitir al cuerpo que retome la normalidad a su ritmo.

  El organismo necesita entre seis y nueve meses para recuperar el peso saludable, aunque este período también depende de factores como la edad o la tendencia a coger peso de cada cual.

  Teniendo esto en cuenta y el favor de las hormonas, como explicamos más adelante, verás cómo tu cuerpo va marcando sus formas iniciales en pequeños pasos que te aportarán grandes alegrías. Mientras pierdes kilos y tonificas los músculos, no olvides que otras rutinas de belleza para mantener la piel y el cabello bonitos te harán sentir guapa.


LO QUE QUEDA DESPUÉS. El puerperio, conocido como cuarentena, es el lapso de tiempo que precisa el organismo para reponerse de todos los vaivenes del embarazo y el parto.

  Tu cuerpo se ha ensanchado para dar cabida al bebé y has acumulado la grasa necesaria para la lactancia. Así, la zona pélvica, el cuello uterino y la vagina se han dilatado y requieren unos 10 días para tener su tamaño y elasticidad habituales. Además, el hueco dejado por la placenta debe desaparecer y el útero sólo se reducirá hasta alcanzar el tamaño previo al embarazo unas seis semanas tras el parto. La piel muestra hiperpigmentación, te sientes hinchada y no debes realizar esfuerzos físicos, por lo que el ejercicio aeróbico está desaconsejado.

  El postparto es una etapa de reajustes en todos los sentidos: tu rutina varía para adaptarse a la de tu bebé, y tu cuerpo está al servicio de los cuidados natales a través de la lactancia. Seguir un plan de ejercicio y dieta estricto nada más dar a luz es contraproducente, ya que al amamantar a tu hijo, necesitas del orden de 500 calorías extra para segregar leche en cantidad y calidad suficientes. Sin embargo, las hormonas de la lactancia son las que precisamente te ayudarán a recuperar la silueta.

EL EFECTO HORMONAL. La Naturaleza es sabia y, si la respetamos, nos regalará mecanismos casi perfectos. Es cierto que cada mujer puede decidir sobre si amamantar a su bebé o no, por las razones que convenga más oportunas. Desde aquí, no pretendemos emitir ningún juicio al respecto. Con todo, es muy importante señalar que la lactancia tiene propiedades muy beneficiosas para la madre y el niño. Sobre todo para el niño

  Entre ellas, que la leche toma tejido graso y agua del cuerpo materno. Es decir, te resta kilos y líquidos, lo que se traduce en una bajada de peso de forma fácil y rápida.

  En lugar de fijarte en una dieta que restrinja este mecanismo natural de producción de leche, hay que asegurar que las hormonas reciban la nutrición justa para continuar con su labor. Beber abundante líquido (agua, zumos de frutas, de hortalizas y de verduras, e infusiones) y tomar sal con moderación elimina la retención de líquidos y mejora la leche cuantitativamente -que es otra buena manera de desprenderse de ellos-. En cuanto a la parte cualitativa, la clave residirá en una buena alimentación con una dieta muy equilibrada, en la que no puede faltar un aporte extra de hierro y vitaminas.

  Si prefieres seguir la lactancia artificial, podrás ponerte a dieta antes, pero resulta básico que no improvises y que vayas a ver a un especialista, ya que las deficiencias nutricionales pueden propiciar una depresión postparto.

CABEZA Y PACIENCIA.
  Mientras tu organismo intenta volver a sus formas con comodidad, no está de más que lo ayudes con ciertas directrices coherentes que te mantendrán de buen humor y te proporcionarán la energía para seguir el nuevo ritmo de tu bebé.

  En primer lugar, tu cuerpo agradecerá que comas raciones medianas o pequeñas, unas cinco o seis veces al día, sin saltarte ninguna ni excederte en cantidades. Las bases de tu alimentación deben ser la variedad y la riqueza nutricional:

• Frutas y verduras que te aporten vitaminas, minerales y fibra.

• Productos lácteos desnatados que te provean de calcio.

• Pescado y carne magra y sin piel, de ave, conejo o cerdo.

• Aceite de oliva virgen.

• Control de azúcares y grasas, sobre todo las saturadas: bollería, pasteles, dulces, chocolate, crema de leche, mantequilla y margarina.

  Para conservar todas las propiedades nutricionales de estos alimentos, nos concentraremos también en formas de cocción más sanas, como la plancha, los hervidos o al vapor.

  En realidad, se trata de una dieta poco privativa y muy consecuente con la pirámide alimentaria que, no olvidemos, beneficia tanto a la madre como al hijo que acaba de nacer, a través de la leche materna. Esta dieta puede, además, dar pie a numerosas variantes. De esta manera, comeremos no sólo con cabeza, sino que evitaremos el aburrimiento y conseguiremos ser constantes.

  Por supuesto, los platos únicos son bienvenidos, siempre que seamos conscientes de las porciones adecuadas y de ajustarlos a unas formas de cocción y a un nivel de grasas moderado. Por ejemplo, unas lentejas, un plato de pasta o uno de arroz funcionarán sin embutido, tomate frito o salsas, y con carne o pescado y verduras frescas, respectivamente. Una infusión o un puñado de frutos secos son adecuados como snacks si el hambre o los nervios aparecen.

TONIFICAR, EJERCITAR. No podemos terminar este informe sin un dato muy revelador, contrastado científicamente: el cuidado nutricional no resulta 100% efectivo si no va unido a una puesta en forma dirigida. Esto es, perder peso tiene que complementarse con un programa de tonificación muscular.

  Pasada la cuarentena, conviene que la mujer empiece a fortalecer los músculos del suelo pélvico, que son los que han soportado el peso del feto y todo lo que le ha permitido desarrollarse. Contraer y relajar el músculo pubocoxígeo, según propuso el médico Arnold Kegel, mejora la incontinencia urinaria y refuerza la vagina con vistas a recuperar la actividad sexual.

  El ejercicio será moderado y aumentará en intensidad con los meses. En esta línea, a la musculatura pélvica recuperada le seguirá la del abdomen.

  Ya restablecidas ambas, la mujer puede plantearse otros tipos de ejercicio físico.

  Los saltos o movimientos bruscos, las series de abdominales intensivas, ir en bici, correr o los ejercicios aeróbicos bruscos pueden perjudicar la musculatura y provocar dolor. El tiempo te dará la respuesta y, a la vez que ves crecer a tu bebé, verás cómo tu cuerpo luce como antes.



DESESTRÉSATE

  La nueva rutina dirigida por el bebé trastoca los horarios de sueño y de las actividades de la casa en general, además de quitarte tiempo para ti misma. Descansar es esencial para bajar de peso, ya que el organismo reacciona mejor a los estímulos de la dieta y el ejercicio físico. Por tanto, déjate ayudar en las tareas domésticas, emplaza a tus amistades a visitarte cuando te sientas más relajada y date un buen masaje de vez en cuando para rebajar ansiedad y reforzar los músculos.



DESCANSAR ES ESENCIAL PARA BAJAR DE PESO, YA QUE EL ORGANISMO REACCIONA MEJOR A LOS ESTÍMULOS DE LA DIETA Y EL EJERCICIO FÍSICO

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DESAYUNAREMOS...


Zumos naturales. No sólo de naranja, sino de naranja y zanahoria, de pomelo, de limón y sandía, de melón... O un par de piezas de fruta, o
Leche o yogur desnatados. Podemos añadir té o café descafeinados y cereales integrales no azucarados, o
Una tostada con aceite de oliva o un poco de miel.


ALMORZAREMOS...
Un vaso de leche o un yogur desnatado, o una infusión de anís estrellado o manzanilla (buenas para evitar los gases, también del bebé),
Si no has tomado fruta en el desayuno, elige una pieza que te apetezca: una pera, un par de albaricoques, melón, manzana, melocotón...


COMEREMOS/CENAREMOS...
Ensaladas variadas.
o
Verduras hervidas o a la plancha, al vapor o al horno con aliños ligeros y creativos: mostaza, limón, vinagre de romero, de manzana, de Módena... ] Las alcachofas o los espárragos son sabrosos y muy diuréticos, o
Una sopa no grasa, gazpacho, salmorejo...
y
Merluza, panga, calamar, salmón, atún... o ternera, pollo, pavo, conejo... al horno o a la plancha.
O huevo duro o en tortilla o queso de Burgos desnatado y pechuga de pavo.


MERENDAREMOS...
Yogur desnatado con cereales integrales o muesli.
Zumo de fruta y hortalizas.